“Allá la sostenibilidad es parte de la cultura”: una experiencia UBO en Costa Rica que amplía la mirada ambiental
Cuando Ayrton Berna llegó a Costa Rica, lo primero que lo sorprendió no fue una sala de clases ni un laboratorio, fue el entorno: “Me hospedé en un lugar rodeado de árboles, y me explicaron que el Estado protege esos espacios: ninguna empresa puede intervenirlos”, cuenta el colaborador del área de Sostenibilidad de la UBO. Ese primer encuentro con una cultura profundamente comprometida con el medioambiente marcaría el tono de una movilidad internacional que, más que técnica, fue transformadora.
Durante su estadía en la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), tuvo la misión de participar en un intercambio de buenas prácticas en sostenibilidad, una oportunidad para observar, dialogar y compartir visiones sobre los desafíos ambientales que enfrentan las instituciones de educación superior en América Latina.
“No solo me fijé en lo que hacían, sino en cómo lo hacían. Cómo logran que la sostenibilidad esté en el centro de la toma de decisiones”.
En la UNA, el área de sostenibilidad depende directamente de la rectoría y cuenta con profesionales dedicados exclusivamente a temas como energía, residuos y comunicación ambiental. Uno de los ejemplos que más lo impresionó fue la gestión de residuos: la universidad recolecta, embala y vende materiales a empresas valorizadoras, generando un modelo sostenible tanto ambiental como económicamente.
Pero más allá de lo técnico, hubo otro elemento que resultó clave: la cultura.
“Desde niños, en sus casas, los costarricenses aprenden a separar residuos, a cuidar el agua, a no malgastar la energía. Eso hace que el compromiso ambiental no dependa solo de campañas, sino que esté arraigado en su día a día”.
Durante la movilidad, también ofreció dos charlas sobre sostenibilidad y desafíos actuales, una para académicos y otra para estudiantes. En ambas pudo observar el alto interés por temas como huella de carbono, energías renovables y gobernanza ambiental. De hecho, la conversación con investigadores y estudiantes derivó en la propuesta de cuatro proyectos colaborativos entre ambas universidades.
La experiencia también permitió contrastar realidades. Si bien Costa Rica posee una matriz energética limpia basada en hidroeléctrica, aún no ha desarrollado ampliamente la energía fotovoltaica, donde la UBO sí ha avanzado. “Me hizo ver que en Chile estamos haciendo cosas importantes, pero que aún falta profundizar en el porqué, qué y para qué lo hacemos”, reflexiona.
La movilidad internacional no solo le entregó herramientas profesionales, sino también una nueva forma de mirar su campo: “Ya no se trata solo del medioambiente. Hoy entiendo que sostenibilidad también es comunicación, educación, formación de capital humano. Es estrategia.”
Al regresar a Chile, lo hace con nuevas ideas, contactos y proyectos en carpeta. Pero también con el recuerdo de una cultura que lo acogió con calidez, y que jamás olvidará.